Mi lista Forbes

A mi no me importa el puesto en la lista Forbes que alcances, si no entendés esto: ante los demás valorarse mucho, no creer nunca de los nunca jamases que te merecés algo malo. Ahora bien, ante la naturaleza, deberías soportar sentirte una hormiga, en el espacio y el tiempo. Me gusta recordármelo cada vez que viajo. Ir a un lugar, caminar en la inmensidad, sentirme abrumado, una «casi nada» luchando para que esa increíble coincidencia, la de nacer, deje una huella en mí mientras dure, y en el mejor de los casos, no deje ninguna huella en la naturaleza, pero sí en quienes me vieron o quieran recordarme caminar.

No me importa esa supuesta habilidad para el éxito hegemónico, quizás tu dunning-kruger estalla el termómetro. Yo me obligo una vez cada tanto, en lo posible que no sea tanto, a exponerme a esa belleza inmensa, inalterada aún, a humillar la arrogancia hasta volver a calibrarme. Viajar a este tipo de lugares para ajustarme en la dosis justa y entender que el presente es nuestro oro, la conciencia sin amnesia de que estamos de paso. Mi éxito si llego a viejito será ese, no olvidarme de caminar una vez cada tanto por lugares como este (no hace falta sea lejos) y calibrarme, admirar que estoy ahí, extasiado y feliz, en la cúspide de mi propia lista Forbes.

El paisaje es en en el Parque Nacional Perito Moreno (que no es el del glaciar) en la Patagonia, provincia de Santa Cruz, Argentina. *En el blog dejé una guía completa para visitar el Parque Nacional Perito Moreno y hacer senderos en este parque, que solo abre entre octubre y mayo, por la rigurosidad del clima.

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