Esta selección de fotos es un reflejo de mis cuatro días de viaje por las rutas de la provincia de Lleida. Desde los paisajes más llanos del lado opuesto al Pirineo, hasta atravesar rutas por castillos, viñedos, monasterios, lagos. Desde la capital (Lleida) hasta los pueblos recónditos encerrados entre murallas y custodiados por montañas. Al poner rumbo al Pirineo, los desvíos en el camino llevan a pueblos con carácter, a caminar por calles que cambiaron poco a pesar de los siglos. Y en cada ruta, uno se encuentra gente orgullosa de su tierra, su gastronomía y su historia. Una región con mucha identidad.
Lleida te puede llevar a pueblos como Guimerá:
Guimerá es un casco medieval adaptado al desnivel del terreno. En lo más alto, los restos del castillo y la iglesia:
Y entre la historia, no hay como perderse por sus calles:
Las pausas en Lleida pueden tener sabores locales:
Y las rutas, mientras más se alejan de las zonas más pobladas, te pueden acercar a pueblos como Montsonís:
Es pequeño y precioso en las mismas proporciones:
En Montsonís está el primer castillo abierto al público para visitas:
Un pequeño conjunto de Iglesia, castillo y casas con una notable unidad arquitectónica:
Las rutas de Lleida se internan como venas en el paisaje cada vez más accidentado:
Y en esas sendas que se internan por desfiladeros, es posible encontrar sorpresas: el Santuario de la Mare de Deu de Salgar:
Y así como hay pueblos que cuentan historia a simple vista (como la siguiente foto en Os de Ballaguer):
También hay pueblos rurales que se reinventan transformando cada pared en un escaparate de arte mural como en Penelles:
La ruta en Lleida siempre es naturaleza e historia, como en el pequeño poblado de Vallbona de las Monjas, con su imponente monasterio:
Y nuevamente entre ruta y pueblos, es tiempo de degustar platos locales para comerse a Lleida a través de los productos de su tierra:
Aún en los pueblos imprevistos hay calles que combinan desolación con encanto del pasado (Ciutadilla):
Subiendo y subiendo las montañas, es posible encontrar castillos y la inesperada Colegiata de Santa María de Mur en lo alto dominando las vistas (comarca de Pallars Jussá):
Y en la altura, también se pueden encontrar bodegas y viñedos inesperados (Bodega Castell d’Encus):
En una ruta por Lleida, también hay pueblos curiosos, como uno de lo mejores ejemplos de villa amurallada en Catalunya (Montfalcó Murrallat)
Otra buen «hallazgo» en el camino, en Salás del Pallars hay un museo de tiendas y productos de antaño que desbordan en nostalgia (Botigues Museu Salás):
En resumen una ruta por Tierras de Lleida que puede empezar o finalizar en su capital, asombrando con su protagónico complejo defensivo y religioso que se postula para ser Patrimonio de la Humanidad: La Catedral vieja de Lleida (Seu Vella) y su claustro:
Una catedral en pie y con esplendor en pie a pesar de los traspiés de la historia:
Una capital de provincia que invita a caminar por su calles…
Una capital que es puerta de entrada (o partida) a rutas donde siempre es el camino y sus sorpresas el un destino. Donde sus kilómetros se extienden en posibilidades que multiplican las razones para un buen viaje.
Hermosisimas fotos de un lugar tan bello.
Muchas gracias 🙂