Un lugar a solo 20 minutos de Agadir, en Marruecos que vale la pena apuntar: en un tramo el río Tamraght, en las montañas del Alto Atlas, el río se convierte en tiempos de aguas calmas en una sucesión de piscinas naturales de color turquesa. Esto es posible porque a pesar del color y apariencia arcillosa, el lecho es rocoso y difícil de erosionar. Un recóndito paraíso donde además hay pequeñas cascadas que hacen de banda sonora para un día de excursión con buenos sitios donde nadar (en tiempo de verano):
Agadir, por su parte, es una ciudad costera 600 kilómetros al sur de Rabat. Se visita por sus playas, pero también porque es un buen punto de partida para experiencias de ecoturismo, internándose en paisajes como el anterior.