Estuve una semana viviendo en Córdoba en un departamento alquilado de Airbnb
Fue mi primera vez en la ciudad (solo había pasado una vez en un viaje escolar, hace más de 20 años, y sí, era muy chico)
La ciudad tiene un centro «hormiguero» de gente los días laborales, y los fines de semana un centro que parece una ciudad fantasma (al menos en verano, porque todos los habitantes de la ciudad se escapan a las sierras y los arroyos cercanos.
El centro histórico tiene un aspecto antiguo, calles angostas, veredas angostas, mucha gente (que a veces lo torna un poco caótico), algunas peatonales. Y entre los atractivos, una manzana Jesuítica y una catedral colonial reconocidas como Patrimonio de la Humanidad.
Es una ciudad grande, con más de un millón de habitantes, algo que se nota en algunos de sus cruces emblemáticos.
Es una ciudad turística, aunque también una puerta de entrada a la provincia que tiene mucho por mostrar: hay cantidad de pueblos y ciudades entre sierras, arroyos, verde. Córdoba se puede visitar en dos a tres días. Y después salir a explorar el entorno y las rutas turísticas.
Para mí fue una experiencia un poco nueva en el modo de viajar: intenté vivir la ciudad como uno más, instalarme en la ciudad, caminarla, descubrirla y dejar que me sorprenda.
Cada vez me pasa más, no es que me moleste ser un turista, lo que no me gusta es subirme al ritmo de un turista, como si fuera un viaje comprimido en donde tengo que correr para aprovechar el tiempo. En realidad me desentiendo de eso, trato de sentir que soy uno más en la ciudad, que estuve ahí «de toda la vida». No tengo que correr a ningún lado, no tengo que desesperarme por perderme algo. Simplemente camino, me canso, descanso, vuelvo a caminar.
Le saco una foto a una calle cualquiera:
Encuentro lo nuevo (Paseo del Buen Pastor)…
O me sorprendo con un edificio que descubro, es un nuevo centro cultural con formas curiosas:
Formas que los cordobeses no tardan en apropiarse y darles usos divertidos:
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En Córdoba, y a juzgar por lo recorrido, hay mucho para hacer en cuanto a actividades culturales, Museos de arte como el Palacio Ferreyra, recientemente renovado:
También mientras camino, hay vistas que las capturo como instantes, no con mi cámara principal, sino con el teléfono y con Instagram:
La Manzana Jesuítica desde adentro:
Y desde afuera:
La Cañada, casi un emblema atravesando el centro de la ciudad:
Un ángulo que se ve retro, en Nueva Córdoba:
Un boulevard de un árbol común en Argentina, el palo borracho:
Y la vista desde mi deptito cordobés:
Objetivo cumplido con la visita a la ciudad, solo que me faltaría conocer todo el resto de la provincia. En cuanto a mi «nueva forma de viajar», confieso que en cierta forma son un «nomadentario»…en realidad me gusta moverme, y quedarme un tiempo quietito en un lugar, encontrar ese precario equilibrio en el que uno empieza a sentirse a gusto con un lugar.
Nota: si viajan Córdoba prepárense para entrar a comer a gusto (asados, lomitos, empanadas) y claro, probar fernet con Coca Cola, el trago más consumido en ésta región del mundo.