Por momentos sus imágenes nos pueden parecer a un palacio, o una ópera suntuosa de una gran capital: techos dorados, columnas y paredes de suntuosa ornamentación, frescos en los techos. Pero no se trata de un palacio privado, sino de un «simple café», el que algunos se atreven a decir, sería el café más bonito del planeta (que es mucho decir).
Se llama New York Café, y está en Budapest, Hungría (fue abierto en el año 1894).
Es un ejemplo a escala de la belleza de esta capital que merece gran atención. La cafetería es parte del Hotel Boscolo, aunque su fama y lujo son tan legendarios que el propio café merece un hilo propio, con interiores como estos:
Por supuesto que el café tuvo (a lo largo de más de un siglo abierto), momentos de esplendor y decadencia, casi siempre de la mano de la alta sociedad de Budapest, además de los ambientes intelectuales. Actualmente está muy bien restaurado y en pleno funcionamiento como uno de los hitos turísticos de la ciudad. La fama habla de un servicio de enorme calidad y atención en sintonía con la envergadura del edificio:
Por su parte, el Hotel Boscolo Budapest, donde está el café, se encuentra en el Gran Bulevar de Erzsébet körút, en el 7° distrito de Budapest. Precisamente por haber sido construido por una compañía de seguros de Nueva York, el café lleva el nombre de la Gran Manzana, en húngaro Nueva York Kávéház.
Tanto el hotel como el café estuvieron abiertos desde el año 1894 hasta el 2001, con períodos alternos de esplendor y decadencia. Luego de una ardua restauración, el hotel y café reabren en el año 2001 recobrando su esplendor original.
