12 razones por las que siempre dan ganas de volver a España

Después de visitar varias veces España, uno comprueba que hay cosas que no las cuentan en las guías. Son esas pequeñas impresiones, recuerdos, impactos muy personales (seguramente). Son cosas que únicamente pasan en España, que hacen a la esencia del país y su gente, y que incluso algunas de ellas, no son fáciles de explicar…

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Las «mareas» de Madrid (y otras ciudades).

En Madrid me pude adaptar a un fenómeno poco natural y que no lo dan en ningún parte meteorológico: las mareas humanas. Tienen su pico de oleaje principalmente a partir de las cinco de la tarde. No tienen mucha explicación lógica. Si estás en alguna terraza, en algún momento desde lo alto se ve como un hormiguero empieza a electrizarse (de gente), en donde todos sincronizaron para salir al mismo tiempo. Y el oleaje te puede llevar de un lado a otro, o desde la Puerta del Sol hasta la Gran Vía. Están ahí, sin razón, o con la que valga, para inundar las calles de bullicio, algarabía y vitalidad. No importa la hora, o que caiga nieve. En España y en sus principales ciudades desterraron para siempre hasta la parsimonia del domingo a la tarde con el fenómeno de las mareas humanas.

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El pueblo que no estaba en la Lonely Planet

No hay guía que incluya todo lo que te puede sorprender por la carretera. No importa cual sea el camino, no importa a donde te lleve. Incluso no importa el destino. En España el final de un trayecto es la excusa para cruzarte pueblos detenidos en el tiempo, colgados en peñascos, esos que tal vez no recuerdes ni el nombre pero que invitan a detenerse y sacarse unas fotos como prueba de que ese lugar que no estaba en la guía, existe.

«Querido diario: no puedo evitar querer detenerme en cada puesto de comida»

Las tapas es algo así como el zapping gastronómico simultáneo en una mesa. Eso sí, sin nada del mal gusto de muchos programas de la tele. Y quisiera elevar una queja: sentarse con una carta de restaurante con más de 100 opciones de tapas es mortificante. Es ver la carta y empezar a hacer cuentas: a razón de probar unas 10 tapas diarias la estadía mínima en la ciudad en cuestión debería extenderse a diez días, y ello multiplicado por cada ciudad, variedades de paellas y modos de rebanar el tomate. Los aromas de cada calle estrecha piden conectar con la web de la aerolínea y pagar el recargo para extender el billete de avión de regreso, y acto simultáneo decir: «al diablo con la dieta».

El tempo egipcio, la mezquita y los japoneses que sacan fotos.

De repente caminas por Madrid, y te encuentras un templo Egipcio en medio de un estanque. O caminas por el casco antiguo de Córdoba para encontrarte con la mezquita más grande de occidente. Si te esperabas que España era sólo tomatinas y flamenco te quedas corto y con alevosía. España es un crisol de cultura, historias y referencias a esa historia llena de riquezas, plasmadas en edificios, ruinas arqueológicas, pueblos y ciudades. Mil cosas en una.

El depósito inexistente de las excusas para quedarse en casa

Si en España hubiera un depósito organizado con fichas y excusas para quedarse en casa, estaría completamente vacío. Y si tienes que explicar que un día no hay ganas de deambular por la ciudad hasta altas horas, estás en problemas. No importa el día, cualquier tarde de la semana puede convertirse en un «viernes a la noche» sin que al otro día se note que es sábado a la mañana (aunque sea un martes).

 

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Calamares en bocata y la reinvención permanente.

Que más da si te habían dicho que todo estaba inventado y nada queda por hacer. Nunca se sabe lo que depara el camino ni la carta de algún restaurante de paso. Si los calamares se pueden comer en bocata, y si hicieron de las tapas un arte, en España la imaginación tiene que ser el ingrediente para todo. Eso sí, a juzgar por la siguiente foto, nos han plagiado el nombre del blog 😛

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«Gracias por venir» en versión cañas.

Imagino que en cualquier parte del mundo las visitas se agradecen. Y en cualquier bar de Madrid, o en tantas ciudades de España, no todo se paga, y eso tiene que ser normal. Si pides cañas, tal vez alguna de las rondas vaya gratis, o venga acompañada por algo exquisito para aliviar el hambre, alivio que también va gratis. Lo importante es que vengas, y que hagas un buen momento entre amigos, mientras el bar se comporta también como un amigo.

La monja que va bromeando y la conversación que no falta.

Se supone que si estás de pie temprano, con todo el equipaje a cuestas, acurrucado por el frío que llega a los huesos en una parada de buses, una monja no debería pasar a tu lado y soltar un «vaya calor que hace» para sacarte una sonrisa. Y que después se largue a conversar, te pregunte a donde vas, y te de mejores consejos que cualquier guía sin que se lo pidas, que todo eso debería ser lo normal. Pero lo cierto es que no es normal en cualquier parte del mundo, pero sí en España. Y que aún sin uniforme religioso, en España no necesitas excusa para conversar, sino más bien, para quedarte en silencio. Es fácil notar que la cordialidad es la regla, aún con quien no conozcas ni vuelvas a ver jamás en tu vida.

 

Procurar pasarla bien.

Hay cosas que no se aprenden en un colegio neozelandés que tuvo el récord de puntaje en la prueba PISA (y no tengo nada contra los neozelandeses ni mucho menos contra su admirable sistema educativo, que quede claro). Se puede detectar cierto saber de los españoles, por disfrutar, divertirse o buscar siempre la forma de hacerlo. Puede ser una broma para sacar una risa, una conversación, una tarde de cañas entre amigos, o un momento en un bar donde nadie se conoce, pero la conversación fluye.

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Que hay cosas que (tal vez) no hacían falta, y otras para envidiar.

Tal vez muchos estén de acuerdo conmigo, no hacía falta exaltar eso de «relaxing cup of café con leche» (aunque hacer el comentario irónico cuando uno camina por la Plaza Mayor de Madrid sea inevitable para sacar sonrisas). Que en muchos caminos sobraron unas cuantas rotondas de esculturas estrambólicas, o mejor, que sobraron esas esculturas y algún que otro aeropuerto. O que tal vez no me quedó claro el sentido de la monumentalidad de las setas sevillanas. Pero que no todo tiene que ser perfecto, ni siquiera ésta lista que discuto conmigo mismo. En cambio, puedo confesar que haría pacto con el diablo para extrapolar los trenes españoles y su sistema de transporte a otros tantos países del planeta (y ésto es envidia de la sana).

El parque temático de paisajes bonitos.

Que sí, que hay paisajes bonitos en tantas partes del mundo. Pero que a veces en el mundo combinar montañas de picos nevadas con playas idílicas a 30 minutos con un clima de sol garantizado no se consigue tan fácil ni sale a cuenta. Que en un territorio relativamente grande o pequeño (según se mire) todo puede cambiar en pocos kilómetros no deja de fascinar, lo que hace que un viaje de lugar en lugar por el país puede ser una sucesión de sorpresas de las buenas.

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(Recuerdo de una caminata por un rincón de los Pirineos catalanes)

Quedaste atrapado en un sitio atemporal.

De repente te preguntas si te diste un golpe en la cabeza. O si estás por despertarte de un sueño en el que viajaste en el tiempo, a la espera que el Doc Emmet Brown se aparezcan con MacFly con el Delorean por alguna carretera. Estás perdido (porque olvidaste conectar el GPS) y terminas sin querer en un camino en no tan buen estado que te deja en un pueblo silencioso en donde un puñado de cabras no te dejan avanzar. España va desde la modernidad de sus ciudades, hasta los rincones perdidos y aislados que no se quieren creer que se puede vivir sin un smartphone. Y eso me encanta.

Nota: todas las impresiones se fueron acumulando en distintos viajes por España, recorriendo Madrid, Toledo, Barcelona, Sevilla, Córdoba Granada, además de numerosos pueblos y paisajes en distintas rutas por el país.

Ver también 20 rincones curiosos de España que tal vez no sabías que existían.

5 comentarios de “12 razones por las que siempre dan ganas de volver a España

  1. Clara dice:

    «En cambio, puedo confesar que haría pacto con el diablo para extrapolar los trenes españoles y su sistema de transporte a otros tantos países del planeta (y ésto es envidia de la sana).»
    Esto es en plan irónico, supongo…

  2. Campo Elias Gongora dice:

    Bonita recopilación y mucho más se podría decir.
    Si tu blogg es de mas de 10 años, os han plagiado el nombre, si es de menos, los plagiarios sois vosotros. No creo en las casualidades. Un abrazo

  3. maria morales dominguez dice:

    Gracias por tan estupendo artículo. Nací en Cataluña y tengo la gran suerte de ser Española.
    Estas lineas me hacen estar orgullosa de mi país y de recomendarlo a todo el q quiera conocerlo,ya que es tal cual lo has explicado. Un cordial saludo.

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