Portugal es un destino del que no hablamos tan seguido pero que sabe reservarnos lugares increíbles para deslumbrarnos. Como para muestra basta un botón, sírvanse de esta costa accidentada para ilustrar esta verdad que les he dicho.
Lagos es el nombre de esta ciudad que se destaca por su costa accidentada y que se encuentra en el distrito de Faro. Con 19.000 personas habitantes que se esmeran no sólo por cuidar sus atractivos sino también en darle la bienvenida a los muchos visitantes que eligen su lugar para conocer sus bellas playas y adentrarse en la historia que aquí se vivió. Como si todos los lugareños no quisieran perderse de las vistas del mar, la mayoría vive a lo largo de la línea costera y casi nadie lo hace en la región interior.
Desde que la Segunda Guerra Mundial terminó, la actividad turística en esta costa accidentada no ha parado de crecer. Sobran los motivos para visitar Lagos: no sólo sus playas con distinguidas formas que se han tallado en las rocas, las cuevas en el agua, los colores de su paisaje, sino también su oferta de bares, restaurantes y hoteles son lo que la hacen una de las ciudades más visitadas en el Algarve y en toda Portugal. Debes saber que no todo es descanso sino que también tendrás toda la diversión que desees porque su vida nocturna y fiestas se caracterizan por ser muy vibrantes.
La cultura de Lagos no puede estar más que signada por su estrecha relación con el mar y, así mismo, su economía siempre ha girado en torno a la pesca. Todos los aspectos de esta ciudad conspiran para ser imanes para los viajeros: el buen clima que se goza en la zona hace muy amigable pasar las horas en el mar, y todas las formas y colores de la costa la vuelven tan pintoresca que es fácil dejar volar la imaginación en medio de semejante patrimonio histórico.
La vida en la Marina de Lagos es agitada: 460 puestos donde anclan los barcos y siempre lista para recepcionar a los más importantes cruceros de larga distancia de todo el mundo. En esta tradicional ciudad, el puente levadizo rompe un poco el esquema con su modernidad. En cuanto a darse gustos gastronómicos tampoco te verás decepcionado pues las especialidades locales son los herederos de Don Rodrigo y galletas a base de productos locales, como las almendras, los higos y los huevos.
No dejes de disfrutar paseos por la ciudad, dedicándole su tiempo a conocer los edificios más emblemáticos. Por ejemplo, la Iglesia de Sánto Antonio del año 1715 que resalta por su contraste entre un exterior austero y su suntuosa decoración interior, con muchos detalles en oro. Además, típicamente portugués, los azulejos azules y blancos (del siglo 18) con ribetes dorados dan un toque de majestuosidad al edificio. Otro sitio destacado al que todos los viajeros acuden es el Fuerte Ponta da Bandeira en el paseo marítimo, muy próximo a la entrada al puerto.
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Una combinación de naturaleza, pasado intrigante, buena gastronomía y lugareños amables hacen de Lagos un punto irresistible a conocer. Ya lo anoto en mi lista de preferidos. ¿Y tu?