En toda Europa se pueden encontrar castillos propios de la fantasía de cualquier niño aunque cada uno tenga su propio encanto y carácter. Eso ocurre con el Bojnice, en Eslovaquia. Este romántico edificio del siglo XII tiene una combinación de estilo gótico y renacentista y se diferencia de todos los que hemos visto antes.
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Perteneció a la familia del Conde de Pálffy y es visitado por miles de turistas cada año. Tal vez convoque tanto porque los detalles ornamentales en techos, torres y capillas propios del estilo romántico francés de finales del siglo XIX desentonan con la fecha de su construcción volviéndolo aún más singular.
Tal vez sea que dentro del Castillo de Bojnice se exhibe una exquisita colección de mobiliario original y piezas exclusivas de arte del siglo XIX y XX y también obras del gótico tardío. Mucho seguro tendrá que ver la vida cultural que tiene este sitio: el Castillo Cuento de Hadas, el Festival Internacional de Fantasmas y Espíritus y el Festival de Música de Verano.
Será la conjunción de todo esto más saber que se trata de una de las fortalezas más antiguas de Eslovaquia y el paisaje donde se erigió (una colina que escruta la ciudad desde arriba). Los jardines y parques que rodean al Castillo de Bojnice son otra fuente inconfundible de belleza de la que pueden dar fe las 200.000 personas que visitan al año.
Por supuesto, siempre hay algo que no puede traducirse a palabras y que es, en definitiva, la verdadera esencia que cautiva a los viajeros. Algo de sentir la historia que desprenden estos muros de los cuales se tiene registro desde 1.113, algo de intentar asir lo que habrá pasado aquí en el pasado, juega un papel en el misterio y el embeleso que despiertan los castillos en todos nosotros.
Vía: Viajes y Destinos