12 fotos que me traje de Colonia (Uruguay)

Es tan «fácil» ir. Desde Argentina es tan sólo una hora en un ferry desde Buenos Aires. Dos horas y media desde Montevideo. Tan sólo es eso, y estás inmerso en el ambiente del Río de la Plata con un aire al siglo XVIII y XIX. Todas las fotos que siguen son del barrio histórico. De hecho, el título del post podría ser “un día en el barrio histórico de Colonia”, porque no me salí de él en ese tiempo.

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De algún modo, me quise mentir a mi mismo, y tratar de creer que Colonia del Sacramento es todo eso, esas calles con mixtura portuguesa y española que se quedó congelada en el tiempo. Colonia fue el primer asentamiento europeo en Uruguay, y precisamente, una colonia que estuvo en manos (o fundada) por portugueses, fue poseída por españoles, devuelta a Portugal, recuperada por los españoles, invadida por portugueses, y finalmente, recuperada por el ya soberano Estado Oriental del Uruguay. Todo ésto en un siglo y medio hasta llegar al año 1828.

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De tantas idas y vuelta, quedó una ciudad con características únicas, que por si fuera poco, se transformó en un lugar en el que nadie (así lo cuentan) quería vivir por varias décadas. O sí, algunas prostitutas y ambiente del bajo fondo. De ahí, de todo ese lugar indeseado, la magia de la conservación. Porque donde nadie quiere vivir, nada cambia demasiado de aspecto. Y décadas después, los viajeros lo agradecemos mucho. En el año 1969 las autoridades deciden recuperar un sitio cargado de historia y degradado. Saltamos hasta el 2012 , el año en que me tomo un “barquito” y llego a Colonia para traerles éstas 12 fotos entre tantas.

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Mientras las ven les cuento que hice en Colonia: nada. Colonia invita a «no hacer nada y disfrutarlo». Es decir, si que hice…pero digo, nada de entrar en tours guiados, en programar actividades, rentar bicicletas, nada. Sólo disfruté mis horas en Colonia. Caminé, saqué muchas fotos, subí al faro, me di un golpe en la cabeza en el faro (que mal diseñada esa escalera ), saqué más fotos, la caminé una vez, dos veces, tres. Pasé hasta cuatro o cinco veces por un mismo lugar.

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…Y llegado el momento, me dispuse a esperar el atardecer. La hora dorada para sacar fotos. Lo hice cómodamente tirado en un banco junto al río, mientras el sol te malcriaba. Y toda la gente, que no era mucha (había turistas brasileros, franceses, tal vez alemanes, más brasileros…) todos parecían estar haciendo “nada”. En cambio, los uruguayos estaban ocupados tomando mate en todas sus variantes: parados, caminando, sentados…no ví en bicicleta pero casi. Y haciendo nada, me acerqué a otro punto mirador de la costa, junto al río, y el sol nos regaló a todos un atardecer de antología.

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Colonia del Sacramento es un recuerdo de lo que fueron alguna vez los pioneros poblados del Río de la Plata, y hoy se aferra a eso con acierto. Gracias a los cuidados, a la restauración, fue reconocida como Patrimonio de la Humanidad por su casco histórico.

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Colonia es para indagar sobre la hospitalidad uruguaya, su historia, y sobre todo desconectarse. Me quedo con ese atardecer tirado en el muelle, con el sol los reflejos y ese museo a cielo abierto a unos pasos. Cuesta creer, que en la otra orilla, está Buenos Aires, esa ciudad que alguna vez fue como el casco de Colonia y que hoy está en las antípodas en cuanto a su inmensidad, su ritmo y su complejidad. A Colonia le sienta demasiado bien ser así. Unas horas después, pondría rumbo a las lindas calles de Montevideo.

(Próxima estación, Montevideo)