Una maravilla perdida en Afganistán

En Afganistán se puede visitar una obra de arte antiquísima, llamada minarete de Jam. El minarate es una torre emplazada en una mezquita (alminar) y es uno de los pocos exponentes del arte islámico oriental que se conservan. Por ello fue declarado -junto con las ruinas arqueológicas circundantes- Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

David C. Thomas

El minarete y las ruinas  han quedado en pie como testigos de la época en que la civilización gurida estaba en su máximo apogeo. Los guridas dominaron esta región entre los siglos XII y XII y en ese período se erigieron alrededor de sesenta minarates y torres en todo Asia Central, como símbolos de las victorias que el Islam tuvo en esa época.

El minarete de Jam está construido con ladrillos cocido y es el segundo más alto del mundo, después del Qutub Minar. Su forma espigada, finamente ornamentada, se eleva sesenta y cinco metros deslumbrando a quienes lo visitan con su imponente altura. Está formado por cuatro secciones cilíndricas superpuestas, de tamaño y diámetro progresivamente decrecientes.

Se cree que la zona en que se hizo el minarate de Jam fue la capital  Firuzkuh, donde la dinastía gurida vacacionaba en la temporada estival. Por muchos siglos esta obra arquitectónica deslumbrante estuvo en el olvido, hasta que en 1886 fue redescubierta por Sir Thomas Holdich, quien se encontraba trabajando para la Comisión para las Fronteras Afganas.

Imagen AfghanistanMatters

Pero fue recién en 1957 con el trabajo de arqueólogos franceses que se divulgó su existencia al mundo entero. Los vaivenes de la historia hicieron que volviera a quedar aislado tras la invasión soviética de Afganistán en 1979. Sin embargo, su belleza sigue contando la historia de las manos que la labraron, como vestigios de una historia subyugante que se niega a dejarse olvidar.

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