A veces un sitio que no tiene mucho que ofrecer en términos turísticos, puede volverse una atracción por la creatividad de sus habitantes. Un buen ejemplo es el poblado de Zalipie.
Y hasta la historia podría contarse como si fuera un cuento: un largo tiempo atrás un habitante del lugar pintó una mancha de hollín causada por la estufa a leña en el techo de su casa. Pero no lo hizo con una capa de pintura simple, sino con formas de flores y mucho colorido.
Imagen Leszek Kozlowski (via Flickr bajo licencia Creative Commons)
A medida que iba cubriendo las manchas, las flores iban ganando lugar, y la costumbre se fue extendiendo casa a casa en el pueblo. Hoy casi todo el poblado está cubierto por flores pintadas, tanto en el exterior como el interior de las casas.
Esas flores ya son todo un sello de identidad, una costumbre para la que se hacen celebraciones y concursos para elegir la casa más bonita del pueblo.
Zalipie está situada al sureste de Polonia y a poco de Cracovia (unos 68 kilómetros), una hermosa excursión de un día. Lo que veremos allí son nada menos que encantadores detalles como los que siguen:
Incluyendo la iglesia:
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