Cerca de París hay varios pueblos (muchos) que se quedaron detenidos en el tiempo y que merecen una escapada. Entre ellos se encuentra Lyons-la-Forêt, uno de los pueblos más bellos de toda Francia. Conservado casi sin cambios desde el siglo XVII, y en un entorno famoso por sus bosques silvestres, Lyons-la-Forêt es parte de la región de Alta Normandía y un punto para incluir en cualquier mapa viajero.
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En concreto, se encuentra como tantos pueblos europeos con siglos de historia a orillas de un río (Lieure), en medio de un claro en el bosque que le da su atmósfera tan particular. Este pueblo, por no estar comunicado de forma directa por ferrocarril o cerca de las principales rutas, aún hoy se preserva como un reducto, un sitio al que para llegar hay que desviarse de los itinerarios usuales.
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Y ese es precisamente el punto a favor: la tranquilidad, la belleza inalterada del lugar, hacen de Lyons un sitio que merece apuntarse y conocerse.
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El pueblo, que no pasa de los 1.000 habitantes (y casi nunca llegó a pasarlos), posee algunos edificios históricos de interés, como un vistoso mercado de madera del siglo XVIII, una iglesia original del siglo XII. Pero además, es el punto desde donde explorar un bosque de gran extensión, conservado también sin alteraciones en el entorno.
De hecho, y sin exagerar, la belleza del pueblo es tal que fue incluido en el listado de la asociación Les Plus Beaux Villages de France. A juzgar por cada imagen, razones no faltan para estar entre los más bellos, incluso, no faltarán argumentos para incluirlo en la escenografía de un cuento.
