Rincones que parecen «mágicos», por verse demasiado idílicos, o por características del mismo paisaje que los vuelven encantadores y particulares. Algunos de ellos son más conocidos, otros no tanto, pero todos permiten a cada visitante pasar un momento único, y grabar en la memoria vistas imborrables: desde un meandro demasiado bonito en el río Alagón en Extremadura, hasta un paseo por una garganta con aguas turquesa y cristalinas, en Asturias y Castilla y León:
1. Un meandro demasiado bonito, en Extremadura.
Al este de la comarca de Las Hurdes se encuentra el Meandro de Melero, uno de las curvas más sinuosas del río Alagón en cercanía de Riomalo de Abajo. Existe un mirador llamado La Antigua desde donde se pueden observar en cada estación del año el colorido de un paraje singular como pocos en la provincia de Cáceres, Extremadura:
Diego Martínez Castañeda
2. Un lago como un espejo (Monasterio de Piedra)
En el monasterio de Piedra en la comunidad de Calatayud en Zaragoza, además de las construcciones históricas hay un paseo por un paraje natural de gran belleza escénica. Allí el río Piedra se alimenta de numerosas cascadas (una de ellas de 50 metros de altura) e hilos de agua entre senderos que nos llevan además hasta un lago no demasiado grande. Se llama Lago del Espejo, de aguas tan calmas que la belleza queda reflejada en el agua, y duplicada:
3. Una noche estrellada desde islas Canarias
El Parque Nacional del Teide es de por sí un sitio famoso. Pero en éste punto, nos referimos a situarnos en un mirador especial (por ejemplo, la estación superior de El Teleférico, o el mirador de Chío), y simplemente disfrutar de vistas increíbles hacia el cielo estrellado. Incluso se puede ver las islas de La Palma, La Gomera, El Hierro. Ya sea con un telescopio profesional como a «simple vista», el espectáculo de observar uno de los mejores cielos nocturnos será inolvidable:
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4. El verde ondulado de los Valles Pasiegos en Cantabria
Se conoce como Comarca de los Valles Pasiegos, en Cantabria. En la práctica son una sucesión de valles modelados por el río Pas y sus afluentes. Es una zona poco poblada, que toma su nombre de la etnia de ganaderos conocidos como pasiegos. Un rincón donde la magia reside en el encanto tradicional de la vida simple, todo en un marco de paisajes de montaña que bien podrían citarse entre los más bonitos de España:
5. Aguas turquesa en Garganta del Cares
Aunque es uno de los senderos más conocidos de los Picos de Europa, la garganta del río Cares no es tan masiva ni accesible (solo para senderistas). La ruta del Cares que une dos pueblos entre montañas (Puente Poncebos en Asturias, y Posada de Valdeón en León) es un paseo entre maravillas, acantilados rocosos, grutas, puentes acompañando un río que en tiempo de aguas calmas, se vuelve de un color turquesa intenso:
Bob Fisher
Andres Alvarado