Monteriggioni se puede recorrer en pocos pasos. Apenas una calle principal que une las dos puertas de la ciudad amurallada (y poco más). Es de hecho un pequeñísimo pueblo-fortaleza sobre una colina también pequeña. Fue construido en el siglo XIII y pareciera que desde entonces, así se ha quedado, siendo uno de los conjuntos medievales más íntegros y mejor conservados de Italia.
Tal es el grado de conservación, que ni siquiera se han hecho con el paso de los siglos grandes restauraciones o intervenciones. Sus casas, sus murallas, sus calles parecen una auténtica escenografía del medioevo que atrae turistas de todas partes. Y todo en un pequeño espacio, pero que desde lejos se ve como una auténtica postal:
Monteriggioni era una fortificación defensiva a pasos de Siena, un modo de anticipar la defensa de la ciudad pensado por los señores de Siena a modo de resguardar una vía comercial amenazada por Florencia. Las murallas circulares poseen unas catorce torres y están abiertas por tramos para los turistas. En el pueblo, hay una plaza, una iglesia románica, y casas de gran sencillez. Se encuentra en la provincia de Siena en la región de Toscana, rodeado de las típicas colinas y viñedos de la región.
Mientras no lo invadan las masas de turistas, quedará con su belleza original.